Si un día de estos por arte de magia entendieras mi lenguaje (que, por cierto, no te culpo. Ni yo me entiendo) y pudieras descifrar y distinguir entre las verdades y las no mentiras que siempre estoy diciéndote entre líneas, entre besos y abrazos...
Si algún día lo descubro yo antes que tú, te juro que te enseño (si es que quieres, claro está), quien sabe si un día de estos los zapatos de nos despegan del pasto, así como ya lo han hecho algunas mentes, y salimos a agitar las alas (esas que no se ven, pero se sienten) por ahí, a dar una vuelta... eso si, sin soltarnos las manos (eso podría ser peligroso para los dos).