Me dijiste que soltara tu mano, que podías continuar solo.
Nunca lo entendí muy bien, pero ahora que lo pienso...
no era que necesitaras estar solo, sólo era tu necesidad que mi mano soltara la tuya.
No creo que haya sido malo, sólo creo que pudo ser peor, siempre destacando mis defectos...
Me enseñaste a odiarme, a odiarte, a odiar,
sin embargo
HOY sonrío más que ayer y lo sabes, no quiero parecer reiterativa, tonta, ni paranoica.
Aunque sé, sé que me sigues y que deseas mantener en tu almohada mi olor...
Mi egocentrismo no para de hablar de mi, aunque creo que exagera, más bien me gustaría arrastrarme por ti; que me asfixies en el baño y que trates de sacar de mí lo más violento.
No era tan malo, aunque siempre me lastimabas de verdad.